Durante mis primeras experiencias de voluntariado y cooperación, pude observar que había un gran número de niños con un desarrollo atípico, necesidades especiales y/o situaciones discapacitantes que no recibían ningún tipo de atención o tratamiento. 

Comencé a hablar con estas familias y la gente local para poder aclarar qué estaba pasando, tenía muchas dudas: ¿por qué no acuden a terapia?, ¿no existen aquí profesionales?, ¿es algo cultural?…

Como no había tiempo que perder, mientras trataba de resolver estas dudas, nos pusimos manos a la obra: 

   – Empecé a trabajar con estos niños y sus familias, ofreciéndoles una valoración global y una intervención individualizada. 

   – Además, junto con un grupo de voluntarios profesionales del ámbito educativo, comenzamos a valorar la situación en las aulas para poder atender a niños que presentasen dificultades y dotar de recursos a los profesores. 

Con el tiempo llegaron las primeras respuestas: Sí existían profesionales para atender a estos niños, pero las familias no tenían los recursos necesarios para poder acceder a ellos. 

Aquí nació GlobetrOTters. Encontramos una solución a largo plazo: nos encargaríamos de costear los desplazamientos y las sesiones de terapia ocupacional; estudiaríamos también todas las necesidades que fuesen surgiendo derivadas de esta situación para poder darles una respuesta adecuada.